miércoles, 24 de octubre de 2007

Preludio de un viaje de trabajo


“CUANDO SE VIAJA EN AVIÓN SOLAMENTE EXISTEN DOS CLASES DE EMOCIONES: EL ABURRIMIENTO Y EL TERROR.”

- Orson Welles




La semana pasada me invitaron al DF a presentar la revista Tierra Adentro. “Gracias, pero no gracias”, pensé, porque una de mis mayores pesadillas es estar delante de un micrófono hablando a un salón lleno de gente, sin embargo no dije que no. Horas más tarde estaba siendo despojado de mis tijeritas para cortar uñas en la sala de espera del aeropuerto. “Lo siento señor, no puede abordar con armas punzocortantes”, me dijo una señorita de espeso bigote, parecido al de Sam Bigotes, que al parecer era la encargada de despojar de sus mortíferas armas a los terroristas. “Son sólo unas tijeritas para cortar uñas”, le expliqué con la firme determinación de no presentarme a la presentación de la revista con unas garras de gato. “Lo siento, no puede pasar con las tijeritas, son consideradas un arma”, respondió la señorita con el rostro y el mostacho imperturbables. “Oiga, mis tijeritas para cortar uñas no son un arma, mírelas, son tan viejas que ya ni filo tienen”, le dije. “Entonces cómprese unas nuevas y deje estas aquí porque como ya le expliqué las tijeritas como las suyas son consideradas un arma mortal”, me dijo la señorita del bigote. “Muy bien señorita...”, le dije dispuesto a dar batalla, “dígame dónde venden tijeritas para cortar uñas como éstas y con gusto se las dejo”, agregué blandiendo por todo lo alto mis tijeritas para cortar uñas. Silencio. Una densa atmósfera de incomodad envolvió el ambiente (ni mis tijeritas para cortar uñas hubieran podido cortar la tensión). “Si quiere abordar el avión tiene que dejar sus tijeritas, señor. Así que decídase por favor que está entorpeciendo la fila”, dijo la señorita intentando no perder la paciencia. Sin embargo, la bigotona antiterrorista mentía, aunque sólo en lo de estar entorpeciendo el paso, porque al voltear observé que era la única persona formada en la presunta fila. “Puedes documentar tus tijeritas con tu equipaje”, intervino una señorita de mirada confianzuda y cómplice que hasta ese momento había estado en silencio entretenida mirando la maquina de rayos X. “No llevo equipaje, mañana estoy de regreso en Campeche”, le dije a la señorita de rayos X con mi mejor cara de sufrimiento para que se compadeciera de mí. “¡Perfecto!, entonces déjale encargadas tus tijeritas a la vendedora de boletos, es bien buena onda, cuando regreses segurito ella te las devuelve”, dijo la señorita de los rayos X. Silencio. Observé a la señorita que vendía los boletos de avión y de sólo imaginarme la escena pidiéndole de favor que salvaguardara mis tijeritas para cortar uñas hasta mi regreso en el mostrador porque la bigotona antiterrorista pensaba que degollaría con ellas al piloto para después inmolarme sobre las Torres de Cristal me hizo sentir ridículo. Además, quién me garantizaba que a mi retorno la señorita que vendía los boletos de avión me regresaría mis tijeritas para cortar uñas, o peor aún, tal vez pudiera pasar que al regresar al día siguiente al aeropuerto otra señorita estuviera detrás del mostrador y cómo explicarle que las tijeritas para cortar uñas que están ocultas en el mostrador son de mi propiedad ya que las dejé encargadas a su compañera gracias a que la bigotona sospechaba que yo era un loco asesino. “Andele, joven, es de confianza la chica del mostrador. Además si no sé apura va a perder el avión”, dijo la chica de los rayos X al ver mi mirada llena de dudas. “No gracias, tenga”, dije abriendo mi maleta de mano y entregándole las tijeras a la señorita de los rayos X, y al hacerlo casi me gana el impulso de abalanzarme sobre la bigotuda para rasurarle el asqueroso mostacho peludo de un tajo con mis (bien afiladas) tijeritas.

No lo hice. Minutos más tarde estaba a bordo del avión a miles de metros de altura escuchando a la azafata decir cómo debíamos ponernos las mascarillas de oxigeno en caso de ser necesario. Las palmas de mis manos empezaron a sudar. Decidí no mirar a la azafata. Por desgracia no habían tapones para los oídos y tuve que seguir escuchando el audio del avión que decía con una voz masculina y sensual de anuncio de Bacardí: “en caso de una descompresión todos vamos a.... (“morir”, pensé e imaginé cómo mi cabeza se inflaba como un globo y luego como reventaba en mil pedazos de una manera terrible y asquerosa) guardar la calma y ponernos las mascarillas”.

Nunca me había puesto tan nervioso en un avión, quizás porque nunca había viajado en un ADO con alas. Al observar desde las alturas la ciudad de Campeche comprendí por qué el avión era tan pequeño (Google Earth no me había mentido meses atrás cuando desde las alturas de su modernísimo satélite me mostró un inmenso mar con una interminable costa poblada de cientos de pequeños cerros selváticos donde apenas se alcanzaba a percibir una diminuta extensión de asfalto y techos de casas) e incluso tuve que cuestionarme cómo era posible que salieran vuelos de Campeche hacia el DF o hacia a cualquier otro punto del país. Sin embargo, al instante entendí el porqué. La mayoría de los asientos del avión estaban ocupados por funcionarios públicos. Por desgracia mi compañero de asiento era una señora, y no lo digo porque me apeteciera estar sentado a lado de un político o de los dos hombres de mediana edad aspirantes a políticos que no cerraron el pico todo el trayecto dándose (en voz altísima) mutuos consejos de lo que aprendieron en el Tec de Monterrey acerca de cómo ser unos ganadores, sino porque la señora a un costado mío se encargó de incrementar la transpiración de mis manos gracias a que se persignaba nerviosamente con un rosario gigantesco y metálico que llevaba enroscado en el cuello cada que el avión se agitaba al pasar por las nubes, es decir, cada cinco segundos durante todo el viaje: Turbulencia. Señora persignándose. “Wey, el truco es ser aferrado, creer en uno mismo...”. Político durmiendo como un angelito. Turbulencia. Señora persignándose. “En el Tec nada que ver con lo que te enseñan aquí, porque en el Tec...”. Político durmiendo como un angelito. Turbulencia. Señora persignándose. “Si quieres tener éxito en la vida tienes que...”. Político durmiendo como un angelito.

A la mitad del viaje empecé a recapitular lo que tenía que hacer: noquear de un codazo en la nariz a la señora, robarle el crucifijo gigantesco y metálico, clavar la cruz del crucifijo gigantesco y metálico en la yugular de uno de los dos hombres de mediana edad graduados del Tec de Monterrey, ahorcar con las cuentas del crucifijo gigantesco y metálico al otro hombre de mediana edad graduado del Tec de Monterrey, caminar por el pasillo y quitarle a todos los políticos dormidos sus plumas de oro de los bolsillos de sus camisas, entrar a la cabina y clavar las plumas de oro en la espalda, nuca, y oído de la azafata, del copiloto y del piloto (en ese riguroso orden), tomar los controles y estrellar el avión en la Gran Cámara de Diputados y Senadores.

No lo hice. Horas después estaba aterrado frente a un micrófono presentando la revista Tierra Adentro en un auditorio semivacío (nota: jamás organizar un evento el mismo día y a la misma hora que los MTV Latinos); en la revista aparecía un escrito mío dedicado a Campeche: “Crónica de una aldea amurallada” que por desgracia los editores decidieron publicar bajo el siguiente título: “Crónica de una muerte amurallada: CLAVES PARA NUNCA VISITAR CAMPECHE”, lo cual sospecho me augurará el nunca más poder volver a pisar mi querida ciudad amurallada sin que un campechano intente asesinarme.

lunes, 22 de octubre de 2007

DECÁLOGO PARA HACERSE ESCRITOR

Este texto lo hice hace ya casi tres años, cuando tuve la "virtud" de conocer a ciertos escritores locales. En ese tiempo pensé que eran excepciones propias de Yucatán y de un círculo en especial de artistas, sin embargo esto parece tan universal que cada pensonaje que se dice escritor y que cumple con estos preceptos solo reafirman las estupidecez aqui planteadas. En fin, esto no aplica a todos. Saludos.

Dios, luego escribo”
1.Consigue un taller.
Si pensaste en un sujeto sucio, bañado en aceite automotriz quemado y con caguama en mano, no continúes esta lectura y avanza al siguiente texto o figurita, la literatura es algo serio y tú no sirves para esto, ni siquiera para permanecer leyendo-. Elije un taller donde haya por lo menos tres becarios y cuatro primeros lugares en algunos de los concurso literarios.
2.Hazte una pose.
Un escritor sin pose es como un caracol sin concha, o sea, una vulgar babosa. Hay poses tan colosales como el mayor de los egos. Puedes iniciar aprovechando el Orgullo Yucaterco y con este Potente Super-ego (No confundir con el de Freud) asumirte descendiente de los Sabios Mayas y de ahí catapultarte y concebirte como descubridor del cero; si logras convencerte de esto lo más pronto posible, la pose llegará a tu vida tan naturalmente como un vividor cultural a las inauguraciones de plástica.Un escritor es un demonio que elige la variante de maldad de acuerdo al nivel socioeconómico del que se origina. (What?) ¡Fácil! Si por ejemplo eres de un nivel socioeconómico alto, créate una imagen de drogadicto hard-core o del Sade contemporáneo. Sé creativo pero realista, bueno, si tu ego te lo permite.
3.Adquiere un vicio.
Si bebes, hazlo mientras lees poesía o lee poesía mientras bebes, el efecto que causa el binomio es tan sublime que las lágrimas y las mujeres estarán en donde bebas….. y leas poesía, por supuesto.Si lo tuyo es el tabaquismo, toma el cigarro entre los dedos de una manera innovadora, cuida el tiempo y la velocidad de cómo la mano aplica el pitillo a tu boca y practica un modo incomparable de reposar el brazo entre aspirada. Arroja el humo lentamente o mientras lees, esto le dará a tu lectura una atmósfera de arcano que combinado adecuadamente a la bebida alcohólica hará de tu pose un acto colosal. Estos serán detalles que no debes relegar.
4.Exceso.
¿De dónde la inspiración si no de la oscura profusión? Parejas bisexuales, algunas drogas, abstenciones ortodoxas, ascetismos jainitas, manías diversas, lecturas compulsivas, depresiones profundas, enfermedades extrañas, delitos, escándalos públicos, periodicazos, en fin, la elección depende de la pose a crear.
5.Hazte una porra.
O como se dice en mi pueblo: consigue paleros. Elige escritores menos experimentados que tú para que ellos te vean como paradigma. Oblígalos a que se aprendan algunas de tus poesías y te expongan sus textos para que los corrijas. Si entre sus escritos hayas algo bueno, diles que no te parece y has que lo cambien. Mientras los mantengas abajo no serán competencia.
6.Vive pobre.
La mayor parte de los escritores malditos lo han sido, no puede hablarse de un escritor maldito si no hay de por medio pobreza, maltrato físico, prostitutas y excesos en todas direcciones. Esta cualidad te será útil para que en la futura fama seas motivo de libros biográficos donde tu mísera y turbia vida será una historia de película. Ejemplos: Baudelier, Garro entre otros.
7.Lenguaje soez.
Parte del éxito de tus primeros textos dependerá en la forma correcta y exacta de poner un “chinga tu madre” que sorprenda. Usando estas herramientas no sólo te hará sobresalir como alguien que rompe esquemas y no como un loco altisonante. Es más, puedes recurrir a conjugaciones o versos leídos o escuchados en los baños de cantinas; un “¡mamacita, qué nalgotas!” escondido entre metáforas básicas o lugares comunes puede rescatar el texto de la mediocridad. Juega con las groserías de la secundaria, cámbiales el orden, busca sinónimos, alarga mentadas de madre, insulta a tus padres de una manera salvaje pero que salga del cerebro. Esto es una forma de decirle al lector que a pesar de ser (tú) un Dios, eres tan universal que sin miedo manejas las mentadas como si alguna vez las hubieras tenido por lengua materna. Agrediendo por igual a la progenie te hará ver maldito, muy cabrón…, cabronsísimo, un escritor de peligro, cabe que de paso se mencionará en la crítica de tu obra que rompes con los complejos de Edipo y/o Electra según lo que seas. Aprovecho y aquí va un ejemplo:
“Tu padre un pendejo
Tu madre una perra
Hermano mío”
Los escritores mojigatones por el contrario cuidarán su lenguaje al grado de ser casi imposible su lectura. Si has optado por esta corriente insulsa (observa que aquí usé una agresión) estás leyendo algo que no te dejará ni madres de provecho, así que lo más viable para vos es que te calces tus zapatitos de ballet, agrupes los dedos de las manos por encima de tu rostro erguido y dirigiendo la mirada a lontananza comienza bailando de puntitas, de este forma vete muy resuelto a chingar a tu madre. Este también fue un ejemplo.
8.Padrinas y madrinos.
¿Cuál es el gran secreto de todos los escritores famosos? ¿Cómo y quién los llevó a los círculos donde se mueve el dinero para publicar su obra? ¿Cómo ganaron sus primeros concursos y sus primeros reconocimientos? Consíguete un madrino o padrina que pueda ser elegido jurado, dale regalos, alaba su obra, menciónalo en tus textos o inclúyelo como un personaje, dedícale un poema. Todas estas acciones se verán recompensadas en tu currículum comenzando con alguna mención honorífica, puedes apostar que lo segundo en llegar será un tercer lugar o tal vez un segundo premio. Mientras más padrinas y madrinos logres los concursos y la fama vendrán pronto, tú sé perseverante, adula-adula-adula no importa que te digan lame culos, ya les demostrarás con tus premios QUIEN ESTÁ ARRIBA.
9.Destruye dioses.
¿Sabes de algún dios que acepte a otros dioses? No ¿verdad? ¡TÚ ERES DIOS! ¡Tu labor por Justicia Divina es eliminarlos o transmutarlos en tu porra! Para esto debes centrarte en dos puntos:A).- Obra: Critícalos ferozmente, búrlate de sus mejores textos, has que destruyan lo que han creado dándoles consejos de un Verdadero Dios.B).- Ego: En el taller hazlos caer en ridículo, explícales que no sirven para esto, si te corrigen diles que no son nadie para señalar que tu escrito es malo, mientras leen párate a fumar un cigarro y ensaya tu pose, repíteles sin cansarte: ¡Tú no escribes! ¡TÚ no escribes! ¡TÙ NO escribes! ¡TÙ NO ESCRIBES! Mejor aún: Ignóralos.
10.Predica.
Una vez que te hayan admitido como miembro de la Logia de los semidioses deberás hacer una selección rigurosa de lo que hayas escrito y la llevarás al taller con la seguridad de que vas a dictar Tú Palabra a los mortales.

martes, 16 de octubre de 2007

Advertencia

Atendiendo a qué quizá alguien se pregunte alguna vez, ¿Qué es lo que escriben los chavos del sureste?, aquí les dejó un poema - de mi autoría, por supuesto. Me encantaría leer qué piensan de él, y las críticas serán doblemente bien recibidas.

Advertencia

Si la tarántula en mi cuerpo no fuera tan dulce
juraría que me mata poco a poco.
Te lo digo Zeichentusche, te lo digo lento,
te lo digo mientras sus patas deslizan la oscuridad en mi vientre
— La tarántula abre sus rojos labios en el tórax, porque es un monstruo
entre los insectos y un beso en tu boca.
De seguir atados a anclas viejas
terminaremos por desear regresar a Tarento,
para eliminar presuntas furias
que viven entre las piedras de la casa de mi madre,
como la primera araña que saltó de la espina a mis muslos,
la tengo aquí porque es una ancla arrumbada
que no alcanzo a ahogar con todo el amor acumulado al filo
de esta playa.

Por eso te entrego esta advertencia Zeichentusche,
como se entrega la virginidad o una carta bajo la puerta,
porque tu figura brilla en la contraluz del mediodía
cuando te lanzas sobre la profundidad filosófica del insecto:
No se ingiera bajo cualquier circunstancia.
Sabiendo que circunstancia incluye un pacto
con palabras que a pesar de salir del corazón recién cortado
son naturales de otro mundo.

El barómetro de la soledad


“Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tucompañía!”


- Pablo Neruda






Antes de dar inicio a la historia de esta semana me remontaré muchos años atrás, cuando "Internet" era una palabra nueva en nuestro vocabulario. En esos tiempo mis amigos y yo, además de pasar interminables horas frente al monitor de una computadora en espera de que bajara la fotografía en que Amy Jo Johnson (la Power Ranger rosa) aparecía desnuda más allá de los hombros (evento que nunca sucedió, pues mamá o alguna tía siempre necesitaban hablar por teléfono y cortaban la conexión justo en el momento en que veríamos rota la inocencia de la actriz), también invertíamos nuestro tiempo en culturizarnos, es decir, aprendiendo insultos de otras latitudes de América. Esto era posible gracias al chat, una herramienta de intercambio cultural invaluable que en dos minutos te hacía descubrir que en Argentina la concha de tu madre no significa el pan dulce de tu mamá. Como verán, las cosas no han cambiado mucho desde aquellos remotos tiempos, pues los foros para conocer personas siguen sirviendo para lo que en teoría fueron creados: mentarle la madre a los argentinos y sacar a la mujer que todos llevamos dentro.

Nuestra mujer interior no era la clásica rubia despampanante, sino una chica de barrio aspirante a modelo, larguirucha y de facciones finas. Unas veces se hacía llamar Vane, en otras Paty, pero por lo general decía ser Kathy. Nunca utilizábamos nickname; poner los nombres arriba mencionados facilitaba más las cosas. En menos de un minuto teníamos a decenas de interesados, lo que provocó que aprendiéramos lo impensable y lo que no pudo enseñarnos la maestra de mecanografía en la escuela: escribir sin ver el teclado y a la misma velocidad que una secretaria. En las charlas nuestros galanes siempre mostraban gran interés por nuestra nacionalidad (siempre éramos argentinas) y nuestro apellido (siempre era el de un ex seleccionado argentino: Olarticoechea, Burruchaga, Ruggeri, Borghi, etc.); eso facilitaba el trámite porque decíamos ser sobrina lejana del futbolista en cuestión y el interesado babeaba en el teclado de su computadora al creer haber encontrado a la mujer perfecta: guapa y amante del fútbol. Para evitar sospechas decíamos no ser modelos profesionales sino aspirante a modelos, llevábamos viviendo en México algunos años (así teníamos justificado utilizar el tú en vez del vos) y trabajábamos de edecanes para poder pagar las clases de actuación en la escuela de actuación de Televisa. Como era de esperarse todos pedían pruebas. Sin embargo, en aquellos días anteriores a Facebook o Myspace no era tan fácil obtener la fotografía de una desconocida guapa, así que les dábamos largas hasta que nuestros galanes empezaban a sospechar que en realidad a quien estaban cortejando era a un hombre (o varios hombres, como era nuestro caso). Eventualmente perfeccionamos nuestra estrategia: escaneamos la foto de la amiga de una amiga y voilá. El primer incauto fue un peruano que a los dos días nos llenó la bandeja del correo electrónico (creado ex profeso para nuestros novios) con poemas y todo tipo de declaraciones amorosas. Un día nos mandó su fotografía, que resultó ser tan horrenda como sus poemas, y dijo querer viajar a México para conocer a Kathy, y luego quién sabe, tal vez incluso llegar hasta el altar. Después de eso, las múltiples personalidades de Kathy coincidimos en que la broma había llegado demasiado lejos. Sin embargo, sólo de imaginar lo divertido que sería citar a nuestro novio en Cancún (donde pasaríamos un fin de semana y por coincidencia estaría modelando Kathy) se nos hacía agua la boca. Luego alguien sugirió ir un poco más lejos, decirle a todos nuestros novios de Latinoamérica que nos viéramos en Cancún el mismo día y a la misma hora, y así serían varios los timados en vez de a uno. La teoría era que el dolor no sería tanto porque se repartiría entre toda la comitiva de pobres diablos. Nunca llevamos a cabo nuestro plan. Kathy era una chica de nobles sentimientos después de todo. A lo más que llegó su maldad fue a improvisar una página de Internet y subir todas las fotografías y poemas de sus novios y luego mandarles la dirección de la página para que abrieran los ojos y se concentraran en buscar a mujeres de su ciudad, de preferencia de carne y hueso.

Acepto que aquello fue una crueldad y que éramos jóvenes, lo cual no es justificación. Pese a ello hoy día, ya adultos, decidimos recordar viejos tiempos y revivir a Kathy, pero con fines más nobles, es decir, con fines científicos. Era imposible no hacerlo. Los avances de la tecnología nos dejaron la mesa puesta y me aventuro en afirmar que en Internet, después de las páginas pornográficas, le siguen en número y en audiencia los foros para encontrar a tu media naranja. Elegimos un sitio que se llama sexymetro. Google nos abasteció de una incontable cantidad de fotografías de mujeres guapas pero no tan guapas para que el margen de credibilidad fuera elevado. Escogimos a la mujer con el busto más pronunciado y le creamos un perfil (esta vez Kathy fue campechana). Dos horas después una carretada de posibles novios nos inundaron de mensajes que exigían conocernos. Por unanimidad seleccionamos al sujeto con cara de más desesperado, que además incluía su número de celular en el mensaje. La oferta era irresistible para no tomarla, así que le mandamos un mensaje desde el celular de una amiga y el resto se dio solito como en toda bonita historia de amor. Al señor X (por ponerle un nombre) le bastó una llamada telefónica con Kathy para enamorarse. Amor a primera llamada. En realidad fueron ocho llamadas, porque ese fue el número de veces en que el señor X llamó, en tan sólo media mañana, al número de Kathy antes de que ésta se animara a contestar por primera vez.

Ahora la relación marcha por buen camino. La feliz pareja ha hablado tan sólo cinco veces (porque así lo ha decidido Kathy al no contestar las 30 llamadas diarias del señor X), y el señor X le ha informado su irrevocable decisión de ir a visitarla este fin de semana, muy a pesar de que ella le ha dicho que tiene compromisos impostergables. “Ese no es impedimento, averiguaré donde vives, tengo amigos que trabajan en Telcel y pueden decirme tu domicilio con sólo darles tu número de celular. P.D. Te extraño amor”, dijo el señor X.

Kathy, aunque ahora teme por su vida, acepta de buena cara las consecuencias que podrían llegar. Gajes del oficio. La mayoría pensará que esto fue una maldad, pero no lo es: en realidad se trata de un simple ejercicio para demostrar cuan solitarias e ingenuas se han convertido las personas que viven su vida detrás de un monitor navegando en Internet.

P.D. Si ahora estás emocionadísimo haciendo las maletas para conocer a la mujer de tu vida que conociste por Internet, yo me lo pensaría dos veces.

a) Puede ser una broma (en caso de que tu chica se llame Kathy).

b) Puedes amanecer descuartizado en la nevera (en caso de que tu chica en realidad sea un psicópata).

jueves, 11 de octubre de 2007

La hija de la dama de la fotografía


“La mano que mece la cuna rige el mundo.”


- Peter de Vries




No me lo ha dicho, pero en sus silencios puedo sentir sus reclamos por no escribir sobre ella, sobre todo cuando he escrito sobre casi todos los integrantes de mi familia.

De mi mamá, tanto sus más allegados como los que la conocen sólo de hola, concuerdan en que es una dama. Esto es por la manera tan recatada que tiene de comportarse para con ellos, aunque la realidad de las cosas (sospecho) es por la manera en que se deja ver vestida y arreglada por la calle, en mutualistas, en eventos de caridad y/o de sociedad, en el supermercado o hasta en su propia casa. “Tu mamá siempre está súper arreglada”, me dicen. Y es verdad. Mi madre incluso a la hora de irse a dormir parece estar yéndose a alguna fiesta de sus amigas cacatúas y copetudas.

Durante la secundaria –etapa en que más odié la escuela- mi mamá tenía por costumbre levantarme una hora antes de las siete de la mañana, que era la hora de entrada al colegio, muy a pesar de que el instituto estaba a diez minutos de distancia de casa (Mérida no era lo que es ahora: una plancha de cemento llena de avenidas, semáforos y mini centros comerciales); los cincuenta minutos que tenía para alistarme los invertía frente a un tazón de Zucaritas intentando resignarme a la idea de que me quedaban muchísimos años por delante por ir todas las mañanas a la escuela, aunque también hubo días (cuando me levantaba de buen humor) en que le rezaba a Dios Todopoderoso para que me cumpliera el milagro de que cuando mamá encendiera el automóvil voláramos en mil pedazos, o por que al llegar a la escuela ésta estuviera ardiendo en llamas con todos los profesores dentro pegando de gritos frente a las ventas al tiempo que se derretían como conejitos de chocolate al sol. Desde luego Dios nunca cumplía el milagro que con tanto fervor y ahínco le pedía (quizás fuera porque estudiaba en una escuela católica), y el resultado era el mismo de todas las mañanas: yo sentado en mi pupitre y alguna de mis compañeras diciéndome: “oye, tu mamá siempre está súper arreglada”. Era obvio que mi madre invertía mejor su tiempo que yo antes de ir a dejarme a la escuela.

De eso hace muchísimos años y en la actualidad me convertí en uno de los peores hijos del mundo, al menos eso es lo que secretamente piensa mi mamá desde que me mudé de su casa, pues ahora para poder verme la cara la pobrecilla tiene que viajar dos horas y media a la ciudad de Campeche, en vez de que su pequeño retoño monte el culo en esos incomodísimos camiones de ADO para ir a visitarla a Mérida. Mi justificación a esto, aunque cruel, es sincera: “mamá, es mejor mientras menos nos veamos, así cada instante que pasemos juntos será invaluable”.

“Parezco Scarface” me dice ella mostrándome con el dedo índice una casi imperceptible cicatriz entre ceja y ceja (ignoro si lo dice con el motivo de hacerme sentir culpable por no haber estado a su lado cuando salió proyectada por los aires en casa de una de sus amigas para aterrizar su vuelo con la frente en una pared). “Gracias al maquillaje casi ni se ve”, recompone su argumento con una sonrisa, adivinando mis pensamientos.

Como dije, mi madre es de esas señoras elegantes y copetudas que derrochan clase, la típica que aparenta ser insoportable pero al minuto de tratarla es imposible no amarla, y tengo que confesar que cada día me divierte más escucharle hablar, sobre todo cuando está de visita en su natal Campeche, aunque no estoy seguro si Campeche sea en realidad el lugar donde nació pues dependiendo el lugar donde se encuentre, sea Veracruz, Mérida, DF, Timbuctú o el Congo irremediablemente termina por afirmar ser oriunda de allí, y sus amistades terminan creyéndole. Mamá es dueña de un baúl de insospechadas anécdotas ocurridas en esta ciudad (Campeche) que pareciera ser infinito. Siempre tiene una nueva vieja historia que contar. Sobre todo las ocurridas en su desenfrenada juventud, donde irremediablemente terminan por hacer acto de presencia sus viejos amigos, esos que hoy día además de ser viejos (en el más estricto sentido de la palabra) son altos funcionarios públicos o poderosos empresarios, cosa que en México viene por añadidura una con la otra. Me divierte como cuenta las historias. Saca los dientes como un caballo, mueve rápido las manos y gesticula como si fuera una chiquilla traviesa de quince años. Algo de artista corre por sus venas. También me fascina el contenido de sus historias, porque mi madre es una gran y buena señora que lo relata todo con una catadura y una fineza que logra transportarte a los años sesentas como pocas. Si hubo drogas, dice que hubo drogas. Si hubo sexo, dice que hubo sexo. No omite nada siempre y cuando sean sus amigos los involucrados y no ella.

“El pastel de chocolote con marihuana no era para nosotros, se lo dábamos a comer a las señoras para ver que tal se ponían, a ver si dejaban de ser tan estiradas...” nos explica a mi primo Pepe y a mi con ojos cómplices y traviesos. “Ah, y ay de ustedes que publiquen alguna de mis historias. Cuidadito mencionan algún nombre de los que les he dicho”, sentencia convirtiéndose por arte de magia en una señora regia e imponente, toda una dama, tal y como lo fue mi abuela.

Sí, mientras menos veo a mi madre más la disfruto.

lunes, 8 de octubre de 2007

Peligroso Plop




Contar un chiste es un deporte lleno de riesgos. Como en las carreras de autos, una mínima variación en la velocidad o un descuido al tomar la curva, podría convertir el anunciado éxito en una tarde desastrosa. Es casi como la declamación de un poema, una ciencia de la exactitud que si bien depende mucho de la memoria, también recurre a la improvisación para salvar los momentos difíciles.
La poesía y los chistes tienen otro punto en común: hay gente obsesionada con convertirlos a ambos en un asunto de sobremesa. A menos que seas Polo Polo y puedas hacer una epopeya del encuentro entre dos homosexuales, el chiste caminará todo el tiempo por la cuerda floja. Se trata de un juguete compacto que puede volar en mil pedazos a la menor provocación, pero también de un síntoma del exceso. Como una señal de alarma, el chiste nos avisa que hemos sobrepasado el tiempo o la cantidad de alcohol razonables. Siempre que en una fiesta alguien inicia la ronda de chascarrillos significa que todos los temas de conversación han sido ya agotados.
Quienes hemos padecido al menos una veintena de reuniones familiares, sabemos que nada es tan vergonzoso como un chiste mal contado o tan trágico como un “gran final” que olvidamos en el último segundo. Como le sucede a Marlin, el pez payaso de “Buscando a Nemo”, explicar las circunstancias de un chiste acaba por provocar pena ajena. De las personas graciosas que pretendíamos ser terminamos siendo el objeto risible de los asistentes. Finalmente el chiste se vuelve una carta bomba a la que hemos puesto como destinatario nuestro propio domicilio.
Lo más curioso es que precisamente sea en esa práctica tan inestable donde los mexicanos hemos identificado el ejercicio del humor. La palabra “humorismo” nos remite indefectiblemente a un señor de mediana edad que hace bromas sobre esposas infieles o niños precoces. Decenas de malísimos programas de televisión a lo largo de los años han depauperado la palabra “humor” hasta reducir sus variedades a los colores rojo y blanco, como las gambas. Lo peor de los comediantes nacionales es que han habitado esos extremos (el albur y la candidez) sin poblar toda la zona intermedia, llena de claroscuros.
Los chistes son pequeños universos autosuficientes; cuando son buenos, ejemplifican el arte de la condensación. A excepción de Polo Polo, cuya práctica favorita es convertir cualquier historia en una gesta heroica donde todos hablan a insultos, los chistes son abruptos, como los petardos. Esa es su mejor imagen: la del explosivo. Pensemos en el chiste como una granada de la felicidad y en el comediante como alguien que sólo espera el momento de quitar la perilla. De la misma forma que con el amor, siempre le conferimos al chiste la más alta de las expectativas; por eso resulta tan deprimente cuando nadie ríe.
Habituados a una realidad donde las fiestas acaban rápido por insuficiencia de gente graciosa, los comediantes sólo hacen tv si pueden transformar sus chascarrillos en guión. De profesionales de la risa presentándose en vivo a sketches inconsistentes en los programas de variedades, la tele mexicana ha pensado en el humor como en el plan de contingencia cuando todo lo demás falla. ¿Se cae el rating? Traigan al chaparrito que se viste de mujer. ¿Tenemos minutos valiosos donde no hay nada que hacer? Que el señor ése hable como franelero de estacionamiento.
Poco trasciende en ese humor de emergencia. No sirve para ver la realidad ni tampoco se vale de la realidad para hacer comedia. Crea un mundo aparte poblado de clichés y de historias recicladas, con tontos incorregibles, mujeres infieles y dobles sentidos. Con esos chistes, nos pasa lo mismo que con los videos caseros donde la gente se cae: nos reímos sólo por reflejo.
Decía Augusto Monterroso que “el humorismo es el realismo llevado hasta sus últimas consecuencias. Excepto mucha literatura humorística, todo lo que hace el hombre es risible o humorístico. En las guerras deja de serlo porque durante éstas el hombre deja de serlo”. Ése es el efecto que producen auténticos programas de humor como “The Office” o “Extras” (realizados casi con ánimo documentalista, sin risas grabadas y llenos de silencios incómodos): una carcajada patética pero irresistible que nos revela lo que de horrible tiene el mundo y el ser humano.
Por eso resulta tan sintomático que en México abunden los cuentachistes y se carezca tanto de humor en la pantalla chica. En el país no hemos aprendido a usar el humor para vernos (aunque quizás un buen intento haya sido aquel “¿Qué nos pasa?” de la década de los ochenta). Concebida la tele como un asunto de evasión, el humor –que inevitablemente lleva a pensar- es escaso porque cuestiona. Es una forma de desarticular la realidad, de analizar los frágiles engranajes de nuestras sociedades. Quizás por eso, lo hemos confinado a la crítica política, donde todos los tiros llegan al blanco y donde la risa puede actuar como venganza contra una especie por la que pagamos tanto y recibimos tan poco.
Los programas de comedia son en realidad programas de chistes y los chistes son una artimaña a la que recurrimos para cumplir un tiempo que se ha vuelto demasiado largo. Admitámoslo, señores de la tv: no somos graciosos y la fiesta debió haberse terminado desde hace mucho.

últimas noticias



¡LAS ÚLTIMAS NOTICIAS!

Muerte del joven y laureado poeta José Landa en Guatemala…

Hace unos días se esparció el rumor de que el joven y laureado poeta José Landa había sido asesinado en un viaje a Guatemala, por miembros de los Marasalvatrucha. Al suscitarse tal incertidumbre, amigos allegados al poeta intentaron contactarlo pero todo fue en vano. Al interrogar la desaparición a la familia del poeta, esta nos mostró también su confusión.

Se mandó un comunicado al país de Guatemala para que confirmen algún altercado que diera como resultado la muerte de algún mexicano en tierras Guatemaltecas que contrastaran con la descripción del prestigioso poeta jarocho, pero la contestación fue nula.

El 27 de Septiembre se levantó un acta de defunción que constatara la muerte. Amigos y colegas de trabajo enviaron coronas de flores a la casa del poeta, como muestra de aliento para la familia. Los jóvenes poetas Campechanos que tuvieron la dicha de compartir con él el penúltimo viaje al estado de Chiapas hicieron un brindis conmovedor en el “Zebras” ese mismo día de levantamiento del acta. “Este día será recordado por el hueco que embarga a Campeche” fueron las palabras desgarradoras que el reportero Rodrigo Solís plasmó en su blog.

Sin embargo, el Domingo 31 de septiembre, en el Expreso, el columnista Carlos Núñez dio con júbilo la noticia de que “Pepe Landa”, como lo llaman sus más allegados, no estaba muerto, sino que se encontraba en Ciudad del Carmen, en una fiesta de unos amigos de dicha ciudad. Campeche y la literatura suspiraron de alivio.

Días recientes lanzaron una problemática a la ley del moderno estado de Campeche, patrimonio Cultural de la Humanidad. Como se dijo antes, se había levantado un acta de defunción por el fallecimiento del poeta José Landa. Y según la ley, el poeta está muerto para México. Además, la ley estaba en proceso para enterrar en un féretro, prendas del poeta como símbolo por no haber encontrado su cuerpo. Se ha llevado acabo un juicio en el estado para resolver esta problemática, pues el Sr. Landa viola la ley por estar “supuestamente” con vida. El juez falló a favor del estado y José Landa, por ley, tiene que ser enterrado por contarse con el cuerpo del occiso.

El día de ayer, 7 de octubre de 2007 se llevó acabo una misa de cuerpo presente a nombre del poeta laureado, que se sentó en primera fila porque no quiso estar frente a la audiencia, a las 8:00pm. Y a las 3pm el poeta José Landa dará un discurso de despedida para que a las 4pm se efectúe el entierro.

JÓVENES INTELECTUALES SON ASESINADOS.

4 jóvenes intelectuales fueron asesinados la madrugada de ayer en el bar “Zebras” de San Francisco de Campeche. Uno de los jóvenes nos comentó lo sucedido con sus compañeros en el hospital Manuel Campos.

Según el joven de nombre de Juan Manuel García, nos narró que el sábado a eso de las 11 pm, él y dos amigos más (Rodrigo Solís y Eduardo Huchín) se reunieron en el malecón para dirigirse, como todos los sábados al “Zebras”. Ya estando en las inmediaciones, se encontraron por sorpresa a Wilberth Herrera, dijo que por sorpresa porque nunca iba ese lugar, y menos en sábado pues él trabaja los fines de semana en Champotón. Se hacían llamar “los putetes de la literatura”.

El joven convaleciente declaró que estaban bailando sin molestar a nadie, cuando Carlos Dzib, un conductor de televisión, agredió con un botellazo en la cabeza a Wilberth Herrera. Menciona que el motivo de la agresión era porque días antes, Wilberth había escrito algo contra el conductor en su blog; lo había llamado putito. Las cosas se pusieron feas después del agravio a su compañero, pues menciona que unos gays vestidos de Michael Jackson agredieron al joven Rodrigo Solís; hecho que desencadenó la furia de los otros amigos del reportero de “la pildorita de la felicidad”. Eduardo Huchín también fue agredido por la mafia de Landa. La policía declaró que fue un ajuste de cuentas por parte de las cabezas de ambas organizaciones. Y en medio de la trifulca, Juan Manuel menciona que fue agredido por el difunto Pepe Landa. Declara que fue por causas personales.

El joven herido declaró que después de ser fuertemente golpeados los cuatro (Juan Manuel, Eduardo, Rodrigo y Wilberth), fueron brutalmente violados. Sus tres amigos sufrieron fuertes contusiones rectales que los hicieron perder la vida. El joven Juan Manuel García, murió horas más tarde de un derrame anal.

MUJER LEVANTA MITIN A FAVOR DE LAS MUJERES.

Este Domingo, una mujer levantó un mitin bajo el monumento Benito Juárez a favor de la mujer. La responsable de este suceso responde al nombre de Flor De Anda, alias “La Flower”.

Las medianías de Bellavista se vieron plagadas de pancartas a favor de la mujer. Los hombres que llegaban a circular por ese lugar fueron apedreados hasta morir, presas de la ira de las denominadas “sexo débil”.

Este periódico fue el único que pudo obtener un enfrentamiento cara a cara con la líder del ya formado “Sindicato Único de Mujeres”. En dicha entrevista que usted puede leer más adelante, nos menciona “La Flower” que lo único que reclaman es que se haga justicia a la ciencia que establece la superioridad de la mujer.

A eso de las 4pm, la policía hizo una redada al lugar. Las mujeres respondieron con violencia, y al verse derrotadas, hicieron un suicidio colectivo. Más tarde se supo que lo hicieron porque preferían morir a que un hombre las encarcelara, como siempre ha sido. Se logró atrapar a “la flower” antes de que desangrara completamente. El doctor dijo que gracias a la ignorancia de “la flower” de utilizar las navajas suizas fue lo que la mantuvo con vida.

La alborotadora se encuentra delicada de salud en l Manuel Campos.

miércoles, 3 de octubre de 2007

EL PADRE RAPERO



Cuando creimos que nuestra cultura era autosuficiente y creadora de sus propios antivirus. El hombre se encarga de destruir todo enpor el bien de la sociedad. Miren a este padre que ya es famoso por salir en Hechos Meridiano cantando estupideces. Es en realidad un acto de fé lo que ejerce este mercenario de Dios.
Este padre es un talento nato, hasta ya escribió un libro. Es increíble lo que hacen las personas (y de otras religiones, y no necesariamente afiliadas a una religión) para estar en la "onda" de los jóvenes, y así lavarles el coco. ¿No se darán cuenta el ridículo que están hachiendo, y que eso es el pecado más grande que se puede cometer?o imagínense "Osana en el cielo" en reggetón.

Y todavía alburea con eso de "es más peligrosa la lengua que la espada" ¿a qué se referirá? ¿Querrá que escrutemos que es más peligroso lamer que clavar? (Suena a un albur. ¿no?)

Madres de familia, por favor, no crean que personas como estas hacen que los jóvenes recapaciten en algo como Dios, al contrario, sólo logran alejarlos de la mano del todo poderoso, y por culpa de personas como este padre hay más drogadictos, homosexuales reprimidos(¿?) y futuros asesinos seriales.

Las colectas ya no son lo que eran antes



“La caridad crea una multitud de pecados.”


- Oscar Wilde




Nunca he sido un hombre afortunado con el dinero, y con el cambio, menos, sobre todo ahora. Antes de que el mundo se virtualizara, pesaba unos cinco kilos más de los que peso actualmente. Era un imán para el cambio, a tal punto que las bolsas de mis pantalones se ensanchaban de monedas hasta quedar como los de MC Hammer o Vanilla Ice. Sin embargo, las cosas han cambiado gracias a las bondadosas empresas e instituciones que todos los días me piden que done uno, dos, cinco o diez pesos, so pena de quedar en vergüenza delante del resto de la fila de clientes en minisúpers, supermercados, cajeros automáticos, etcétera.

Habrán notado que prácticamente no existe empresa en el mercado que no esté afiliada a alguna causa altruista. “Dona para combatir el cáncer de mama en los koalas”, “Dona para reforestar los bosques de Madagascar” “Dona para…. Etcétera”. Desde luego, más de uno saltará indignado para decir que esas son causas muy nobles e importantes, o que tales causas no existen en la vida real. En cualquiera de los casos lo cierto es que todos los días millones de personas han sido condicionadas y aleccionadas para donar por costumbre, sin detenerse a pensar a quiénes están ayudando.

“Va, ¿qué es un peso?”, pensamos. “Sí señorita, acepto redondear mi cambio”, decimos orgullosos de nosotros mismos y seguros de que San Pedro está tomando nota en su laptop celestial mientras en algún recóndito resquicio del mundo los eufóricos koalas con cáncer de mama nos lo agradecen, aunque claro, no tanto como las empresas que gracias a nuestros donativos pueden evadir impuestos por la vía legal, ya que ante el gobierno ellos son los buenos.

Y esto viene a cuento porque durante todo este tiempo pensé que los más perjudicados con esto eran nuestros bolsillos, sin embargo, recién descubrí el error en que me encontraba. Ante esta avalancha de empresas caritativas hay una, la más caritativa de todas, que está pagando las consecuencias. Antes de que las empresas privadas descubrieran que las colectas son una magnifica fuente de riqueza, la Iglesia era quien se encargaba de quitarnos nuestros pesos de encima, tanto morales como económicos. Ante esta situación, la Iglesia ha implementado medidas correctivas, aunque claro, no todas han tenido el éxito esperado. Recuerdo, por ejemplo, lo que ocurrió en fechas recientes en la iglesia Maria Inmaculada, en mi ciudad natal, Mérida. El padre, cuyo nombre evitaré mencionar para que no amenace de nuevo a mi madre, convertido en una especie de Chris Rock blanco con sotana (de alguna manera había que entretener a la clientela para que no se durmieran durante los evangelios) decidió organizar una rifa de pasteles. Todos los presentes se vieron en la obligación moral de comprar un boleto. Terminada la misa, el sacerdote pidió que un voluntario pasara al frente y con su mano santa sacara los boletos ganadores de la urna. La mano santa resultó ser la de una dama de considerables dimensiones, lo cual presentó al sacerdote la oportunidad para decir el chiste del año: “Uy, olviden la rifa, esta niña ya se comió todos los pasteles”. Los presentes no supieron si reír o indignarse; optaron por la primera opción, no podía ser pecado reírse de la humillación ajena, no si el culpable había sido un representante de Dios en la Tierra. Desde luego, las rifas no fueron lo que la Iglesia esperaba, así que su más genial y último invento para recaudar fondos es el siguiente, y lo sé porque yo protagonicé esta historia, palabra.

Caminaba por el malecón como cualquier noche de domingo cuando fui abordado por uno nutrido grupo de jovencitos que llevaban pancartas con la leyenda: “Colabora con la Iglesia. Besos y abrazos, lo que tu consciencia quiera dar”. Al leer esto me quedó claro que la Iglesia finalmente se había dado por enterada que las cosas no son como antes, así que se modernizaron, es decir, empezaron a darnos algo a cambio de nuestro dinero. “¿Besos y abrazos?”, pregunté interesado, y no lo niego –Dios me mande al Infierno, lo merezco- pues las chicas estaban muy bien formadas para ser unas adolescentes. “Así es, besos y abrazos”, dijo una señora, la única mayor de edad que orquestaba la amorosa comitiva. “¿Qué tan cariñosos son los besos?”, pregunté arriesgando que mi alma se achicharrara en el Infierno por toda la eternidad. “Muy tiernos, todo depende de tu donación”, dijo la señora con el rostro imperturbable y digno de quien ha escuchado la misma pregunta una y otra vez cuan largo es el malecón; sin embargo, no por ello quitó la sonrisa de sus labios. “Caramba, ¿así la cosa?”, dije. “Así la cosa”, dijo ella señalándome a las chicas que se ponían en hilera en poses de edecanes de cerveza. “Oiga, ¿y los chicos vienen con usted también?”, le pregunté señalando a unos jovencitos que se alinearon junto a las chicas en poses igualmente sugerentes. “Desde luego”, respondió ella. Como la negociación empezaba a tomar tintes incómodos, decidí ir un paso más allá y convertirla en insostenible para poder seguir con mi caminata sin desembolsar un solo peso por el servicio que me ofrecían, así que dije: “Oiga, y si mis preferencias son… usted sabe, un poco más varoniles, es decir, si yo….”. “Óigame usted, ¿por qué cree que están los chicos aquí?”, dijo indignada y se marchó junto con los adolescentes a donde estaba la acción de verdad: dentro de una camioneta con unos viejos con gafas oscuras y gorras que les cubrían el rostro de los poderosos rayos lunares de la negra noche.

lunes, 1 de octubre de 2007

Hola gente…he estado leyendo todo lo del blog…espero estar más activo con los comentarios a partir de hoy… mientras tanto felicito a los campechanos por su iniciativa………el texto que pego lo leeré mañana como ponencia en un evento de mi universidad sobre el 2 de octubre…. Creo que es un tema que a cualquier estudiante le interesa…..saludos a todos



La generación de la putería

No hay que darle muchas vueltas al asunto, ni ponernos a inventar significados rebuscados. El 2 de octubre representa el fin de la esperanza en México, la imposibilidad de que la sociedad genere un cambio, la represión al joven intelectual mexicano, la espera infinita de la revolución. Nos encerraron en el aula, escuchamos por horas y horas una versión maquillada del salvajismo de los conquistadores. No fue hasta 3ero de prepa donde me enseñaron, gracias a la iniciativa propia de una maestra, a través de la literatura y el filme que veremos a continuación, lo que fue el 68. La brutalidad de las autoridades mexicanas equivale a la del conquistador. Ellos afilaron sus lanzas con los intestinos de los indígenas y se carcajeaban cuando les cortaban las manos de un tajo. El gobierno, mientras tanto, supo imitar la mayor virtud del lamebolas de Hernán Cortés: el control que tuvo sobre su imagen. Lograron acribillar el idealismo de un pueblo desde los tejados. Los noticieros se hicieron de la vista gorda, o mejor dicho, se hicieron los pendejos. Eso del cuarto poder es un conceptualismo absurdo. Se trata de la misma masa mucosa que nos controla.

Cualquiera que quiera informarse sobre el movimiento puede consultar libros y revistas con absoluta facilidad. Me imagino que hasta la pauperrima biblioteca de la Modelo tiene al menos lo que escribió Poniatowska. Prefiero concentrarme, de forma breve, en el efecto que tuvo el 2 de octubre en nuestra generación. Hace un par de años se publicaron en Letras Libres unas cartas cruzadas de dos exlíderes: Luis González de Alba y Marcelino Perelló. Ambos coincidían en que muchos manifestantes estaban ahí por rebelarse contra sus padres, que la mayoría no conocía a Campa o a Vallejo, y sobretodo, que la falta de lectura de muchos marchantes le restaba fuerza al movimiento. Hoy en día andan pavoneándose por toda la república pseudo-revolucionarios que se siente orgullosos de no leer.

No nos damos cuenta, pero nos agarraron de los huevos, los apretaron bien fuerte, y nos sometimos. Nos tiraron una carnada de mierda y fuimos tras ella como un padre cualquiera del Opus sobre el culito fresco de algún niño. Nos impusieron infinidad de sistemas de vigilancia. Y no hablo sólo de las cámaras que se encuentran en las calles, los policías disfrazados de civiles, y el espionaje a cualquiera que tenga ánimos de rebelarse. Eso es evidente. El verdadero agravante está en lo que está escondido, en lo que no se observa a simple vista. Las discotecas, el trago, los ídolos pop, la telebasura adictiva, los deportes, fue la forma en que el gobierno compró a los jóvenes posteriores al 68. Casi puedo imaginarlos, sentados en una gran mesa de caoba, con una puta sobre las piernas, con un vodkita en una mano y un puro en otra, charlando. Mire usted compa, la situación no es tan complicada, sólo hay que entretenerlos pa que ya no anden pensando tanta mamada.

Se podrá discutir si la efervescencia de los objetos enajenantes posteriores al 68 son una coincidencia, un acto inconciente, o parte de un plan perverso. Lo que es un hecho es que nadie hace nada. El espíritu rebelde no está en la ropa, en el corte de cabello, en los aretes o en la música que escuchemos, sino en las calles. Nunca me cansaré de dar este ejemplo. Más personas en Mérida acudieron hace unos años a una marcha a favor de un hermanito de Big Brother que las que acudieron a diversas marchas en contra de la guerra. Y lo que es peor: seguimos marchando. Nuestra generación ha sido incapaz de generar soluciones creativas ante los mismos problemas de siempre.

En fin, me parece absurdo estar aquí sentado leyendo mis mamarrachadas. Me da nauseas y siento un odio profundo por mi mismo. La única forma de rendirle un tributo justo a esa generación sería salir en este instante a las calles, pararnos en frente del Palacio Municipal y correr a esos golfos con una buena patada en el culo. La única forma de homenajearlos sería plantearnos nuevas alternativas de izquierda porque el comunismo está muy viciado. La única forma de festejarlos sería continuar lo que ellos comenzaron, regenerándonos, aprendiendo de sus errores, encontrando formas innovadoras de enfrentar a un gobierno que se ha vuelto más astuto y más cínico, mientras que nosotros nos hemos echado una siesta de 40 años.

Salud por los grandes héroes del 68. El arquetipo del joven rebelde que se desvaneció en una tarde. Los últimos embajadores del ideal. Nosotros no somos más que una parvada de putas que se vendió a un precio barato, muy muy barato.

Joaquín Peón Iñiguez