Párteme por el centro, pesadilla,
el tibio encanto de la noche sosegada
convierte en tristeza la arenga erguida
sobre la frente siniestra de las persianas
Rampa las calles sortea sus grietas
y cae de lleno a los charcos sobre el cadáver
del perro recién arrollado, luego expecta
el horror al vacío que deviene a mi caos
Sobre el atrio pasa el vendaval
se funde con la ciudad
enmaraña los cables luego deshoja
el aliento perturbado del poniente
una dolorosa muerte de astillas
y el clamor de lobo en la penumbra––
es el auto blindado en las urbes
el hule quemado en el asfalto
el sueño que a poco me toca
Pace cual lúgubre corcel de noche
la calma en brama que rompe la crisma en la roca
es toda una puta tensada en las piernas
llora ay cómo llora cuando se entrega y la penetran
el vapor de motores en la tarde
la nostalgia por las granjas y los bisteces en la leña
los rumores de tráiler
(híbrido de hartazgo y paredes de adobe
carcome marfiles labios de vaho)
quiebra zampando la tiniebla del alma
sordo rugido sonda de voz hiende
las entrañas la mano del dolor
y recula
ante la bestia encendida como flama
convulsa paranoia y voces que asaltan:
sólo en el viento el silbido recusa
infalible fallo
sólo el llamado busca el silbido
¿Qué dice el hambre del muerto?
Sueña que sueña su ruina de sal
cisne sombra y silencio
que pronuncian en voz más alta:
estuco gálibo farfullo de ceniza
en las frentes pálidas de los poseídos
cuando aparece el cristal de la ira
sobre el atrio pasa el vendaval
y una voz más alta y mordaz
me señala que debo partir
como catástrofe de fauces
como cosquilla en la mano
que enjuga los párpados
cuando el ojo respira…
Duele Hiende Sueña
Aviso que he venido a estas tierras
a domar la neurosis del chacal
Caerán uno a uno con salvaje ronquera
al borde del orgasmo y la luz
la fatiga el tedio la vista
y nadie sabrá que la muerte ha llegado
anunciando sus destierros
Nómbrame tres veces frente al espejo
y repite después de cada oveja
Ya habrá tiempo de dormir
Ya habrá tiempo de dormir
Ya habrá tiempo de dormir
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