En la antigüedad, el hombre entendía la superioridad de Dios, o más bien entendía que era “blasfemo” pensar en descubrir sus misterios. En la Biblia se dice que dios encadenó al demonio y lo arrojó al infierno, que gran metáfora.
El 11 de Febrero del 2001 en dos revistas (una de ellas el Nature de los E.U.A.) de corte científico se publicaron los primeros borradores de la secuencia del genoma humano; es decir, la información genética de un organismo. Aunque para ese momento sólo se tenía una parte descifrada del genoma, el Celera Genomios anuncia que para el 2030 tendrán ya el conocimiento total de la información del ser humano.
Después de esto el demonio avisa que se está desatando. Dios está en problemas, pues sus hijos ya están aprendiendo su oficio. Y es que imagínense todo lo que cambiaría ese hecho. Es cierto que esto ayudará a combatir las enfermedades incurables y otras anormalidades que el cuerpo puede adquirir, pero también debemos tomar en cuenta la forma tan cambiante que es el hombre, pues con esto todo lo “cambiante” será una palabra que ya no se usará. Especulemos un poco, supónganse a alguien que llegue a un consultorio con su esposa y le diga al doctor “Mire, quiero que mi hijo sea alto, delgado, de piel blanca y ojos azules, que no se muera sino hasta que tenga 98 años, que no sea violento y que sea fuerte, que no tenga tendencias homosexuales, etc.” Sería como un hijo de catálogo. Porque aunque usted no lo crea, por medio de los genes se puede alterar la vida emocional de las personas, todos los gustos y los miedos. El concepto de experiencia será otro. Sabremos todo lo relativo a nuestro porvenir, o más bien ya no habría porvenir, puesto que nosotros lo podemos manipular ¿a nuestro antojo? Aquí empieza el dilema, si nosotros tuviéramos el control de nuestro peso, por ejemplo, y viviéramos en un mundo donde todos son iguales, donde el peso ideal es un peso específico, ¿cuál sería el peso que nosotros desearíamos? ¿Dónde quedaría nuestro libre albedrío que nos fue regalado por Dios? Lo hemos catafixiado por la curiosidad de su poder. Ya no sería Dios, sino dios.
Una vez vi en un programa de Discovery Channel, la cara de un robot con forma de niña, que hacía gestos de sentimientos: se ponía triste, reía, se aburría, etc. Y el creador dijo que su meta es hacer que el robot sea como su hija que murió. Que responda automáticamente y con la situación que corresponda para así tener un “cuasihumano”. Es inevitable que los sentimientos de los de ahora se interpongan con los de mañana. Sería la discriminación más grande de la historia: los creados perfectos contra los creadores imperfectos. Esto se oye y se analiza y no tiene razón de ser, porque algo inferior no puede crear algo superior de si mismo.
Un experto en genética y un experto en robótica podrían crear a un “ser” superior a cualquier otro ser. Parecía que la ficción estaba muy adelantada a la realidad, pero como Poe dijo, la realidad siempre supera a la ficción.
Pero no todo es en el sector humano; también se puede entrar en el rubro de los animales y los demás seres de este planeta. Un niño con su equipo de Química podría descifrar los componentes de su gato con tan solo un pelo de éste. Todos los seres vivos (y no vivos) tendrán una etiqueta de los elementos que lo componen, como los productos de hoy, y así pasaremos de ser seres humanos a productos preelaborados, con sentimientos y destinos elaborados y planeados. Desde el 2030 entraremos al programa Éxodo, para así crear un mundo horriblemente perfecto, puesto que todos abogarán por tener hijos buenos y justos. No hay algo más horrible que perder la libre elección y el azar, por la perfección que automatiza. Talvez el primer “humano” perfecto o procesado, sea eliminado por la sociedad humana de la imperfección (me refiero a los humanos de hoy), porque esta sociedad no permite a un agente extraño en su sistema; pero el segundo, el tercero, cuarto, quinto y sexto tendrán más posibilidades de sobrevivir, pues crearán una sociedad y se cuidarán unos a otros e irán creciendo muy rápido. No se necesita ser un clarividente, sino que hay que mirar hacia atrás, lo mismo pasó con el tatuaje, lo mismo pasa con las cirugías, y también pasa con la electrónica; porque hoy, nuevo es sinónimo de mejor, y esto es lo que los humanos exigen. Adquieren, se adueñan y crean una época. Algunos lo nombran moda y para ser claro así lo nombraré.
La perfección y la armonía total son los infiernos más temidos. Es como la visión de Aldeous Huxley en su “Mundo Feliz”.
Por eso cuando
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