jueves, 20 de septiembre de 2007

LA TEMPORADA EN LA POLÍTICA



LA TEMPORADA EN LA POLÍTICA

La Democracia es la desesperación de no encontrar

Héroes que nos dirijan.”

Thomas Carlyle.

Para Adriana Matos.

Viviendo en este país “democrático”, en esta época de libertad, no dejo de asombrarme de la sociedad, la mentada política.

Lo evidente es claridad que se palpa pero que en este sagrado recinto de impunidad, como declara el Tribuna, se oscurece.

No se puede hablar de política sin tocar las leyes y por ende, la constitucionalidad del país en que se vive. Y cada día es un capítulo de una saga, al estilo alemán, que componen una vida agitada de la política mexicana. El México de hoy no puede vivir sin tres esferas: el espectáculo (el chisme), el deporte (el fútbol) y la política (la corrupción). Un mexicano no puede hablar de política si no se refiere a un hecho impune. Es como si fuera un requisito indispensable en el quehacer diario. Pero lejos de ser un padecimiento integral de la personalidad del mexicano que inicia desde sus orígenes, es una consecuencia de una forma de gobierno tan deficiente.

Pareciera que la acción política de México es una errónea gracias a sus ejecutores. Vemos monstruosidades como las faltas y atropellos del PAN y el presidente Fox en los tiempos de campaña, que si bien tuvieron sus castigos, fueron después de que ganaran la elección presidencial; o qué me dicen del asentamiento, o mejor dicho de la toma del zócalo por el PRDista López Obrador, perjudicando a miles de empresarios y micro empresarios que trabajan en esas zonas. ¿Y el castigo? Pues no hubo tal, porque Encinas, PRDista en el gobierno del D.F. no ejerció su poder por tratarse del estandarte de su partido. Algunos me dirán, “esos hechos ya pasaron hace tiempo”, “no hablas de cosas actuales”. Pero gran parte de la carencia y de los malos gobiernos en México es el olvido. México olvida fácilmente. Cambia noticias bombas actuales por las anteriores, y no permite crearse un Background de las personas que nos rigen. Y esto es gracias a la ley que nos gobierna, más adelante ahondaré un poco en este apartado. Me refería al olvido. Un ejemplo, quién no recuerda la actuación de Salgado Macedonio cuando lo agarraron en la calle, en completamente estado de ebriedad diciéndole a la policía que era una persona influyente, y no intimidándose por la cámara que lo grababa, continuó con su importancia en la política. Años más tarde, Salgado Macedonio fue electo gobernador de Acapulco. Otro ejemplo es, ¿qué pasó con el hombre liga, Bejarano? ¿Por qué tardaron en encarcelarlo?¿dónde quedó el dinero que llevaba? O qué pasó con el dinero del “Chino”(la nacionalidad se volvió apodo), ¿y la grabación en la que el “niño verde” recibía o pedía soborno? Es claro, no hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta que el pueblo mexicano necesita tiempo para que olvide las cosas y el acto se degrada de la memoria. Sin embargo, el olvido no es siempre para todos los actos, hay otros que corren con menos suerte y son atrapados con las dos tenazas que son Televisa y Tv azteca, algunos casos son Salinas de Gortari, Luis Echeverría, Carlos Ahumada, etc.

¿Pero por qué sucede esto? La respuesta valdría otro ensayo más serio y riguroso, pues tendría que ser una reflexión aparte para que tuviera aire y no se contamine con la política.

Dije que ahondaría en la constitución que nos rige. Esa carta antigua que se elaboró en 1910, y que es una reelaboración de la de 1857. Juárez nos lega en 1857 las Leyes de Reforma y la descentralización de la iglesia. Octavio Paz menciona que ambas acciones políticas promueven la destrucción de dos instituciones que representaban la continuidad de la herencia mexicana: las asociaciones religiosas y la propiedad comunal indígena.

Después de descentralizar un problema como lo fue la iglesia, Juárez intentó crear una nueva forma de gobierno que rigiera al pueblo mexicano, de la misma manera en que lo hacían los otros países de Europa. Sin embargo, en todos esos países, incluyendo los Estados Unidos, tomaban el mismo modelo, el positivista; y los adaptaban a su país con pensadores y filósofos que se encargaban de ajustar la constitución de dicho país para hacer una nación con ejercicio político activo y sano. No obstante, en México se mandaban personajes que actuaron en la independencia para copiar lo que se hacía en Francia e Inglaterra. Años después viene Don Porfirio Díaz(es interesante reflexionar el por qué se le dice “Don Porfirio”, “Don Benito”, “Don Miguel Hidalgo”, a los personajes históricos, se les trata como “Mozos” importantes de nuestra vida, aunque no supiéramos más que sus nombres) irónicamente con su lema “No reelección”, pero cuando está en el poder se le olvida dicha sentencia. Y cuando cumplió su sexta reelección, la Constitución se volvió a reformar. Se nota que fue pensada esa reforma. Se estipula, “Sufragio efectivo, no reelección” por Francisco I. Madero. Sufriendo con esto el golpe que cortaría de tajo todo signo de continuidad en la Constitución, y por consecuencia en México (imaginémonos el hecho “qué hacemos para que no vuelva a suceder lo de Santa Ana y Porfirio Díaz, ¡Ahh! Fácil, hagamos constar en la ley que no se puedan reelegir, eso lo que decía Don Porfirio antes, y que no gobiernen más de tres años” “oye, Madero, ¿no serán pocos tres años? Ya vez cuanto se están tardando en construir el Palacio de las bellas artes”, “ahh sí, sí, sí, que sean seis, mejor”).

Después de una cruda histórica bastaría resumirlo. La Constitución se vuelve inquebrantable y eterna, gracias a las Leyes de Reforma; y no permite una continuidad, por ser una Constitución nueva cada Seis Años. Supongamos que un gran Presidente nos llega a regir. Serán seis años de esplendor en México, pero después de ese plazo todo será diferente. Es por eso que el país no podrá ver una época de esplendor (si es que se llega a dar) mayor al estipulado por la ley.

Este simple hecho, en la que muchos pueden estar a favor o en contra, lleva consigo muchos factores que merman a la sociedad, y uno de esos factores es la de volverla incapaz de adaptarse a una política que vaya de la mano con la mayoría de las de otros países. Es por eso que México es democrático, por consecuencia. Muchos políticos mencionan que la democracia es más que la elección por el voto; y al preguntarles qué más es, se quedan en “muchas cosas…” y no contestan. La democracia en sí es un consenso general, y la mayoría es la que encabeza y dirige. Como se nota, siempre habrá una disputa por ser la mayoría y controlar el poder. Además de dividir al país en los que quieren una cosa y los que no. Lo mismo ha sucedido desde la independencia, pasando por los hacendados, terminando por la revolución.

México no se preocupó por crear una escuela política propia, no creó una filosofía política que se encargara de crear personas que fueran capaces de estudiar y construir leyes que se adaptaran al pueblo. Es por eso que se crean instituciones que sustenten la mayoría. Si Caryle dice que la democracia es la desesperación de no encontrar héroes que nos dirijan, México es el país más democrático del mundo, como Giovanni Sartori puntualizó fervientemente.

Continuará…

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